martes, 17 de julio de 2012

Martes, 17 de julio, 2012 REPORTE INICIADO A LAS 11:53 AM

En el principio érase el nin, “espíritu bajo disciplina,” y de ahí surgió el Sennin, el  “maestro-sabio del nin,” el maestro-estratega, el sabio-iluminado de la Quinta Dimensión. 

Ubicación: RECÁMARA PRIVADA DEL NEXO
Estado Anímico: INDETERMINADO, POSITIVO
Estado Físico: CONSUMIDO, DESGASTADO
Estado Cognitivo: ATURDIDO

El Ojo del Águila, el Espíritu del Carcayú: Todavía me estoy recuperando del seminario del domingo y del esfuerzo invertido en la preparación de la Introducción de mi nuevo libro “Las Enseñanzas del Sennin: Introducción al Camino de la Sabiduría.” Acabo de terminar un boceto y estoy esperando comentarios, hasta me he atrevido a mandarle una copia a la persona más crítica de mi obra que conozco, sobre todo en cuestiones de filosofía, y esa es mi madre. El contenido relata a áreas de su conocimiento como la cultura, la filosofía, y la relación entre esas dos áreas de la esfera humana. Después de que quede satisfecho con el capítulo tendré que hacer una serie de preguntas a modo de guía de estudio y entonces, listo para las primeras dos clases al menos, voltear mi atención a VIPERS. También tengo que aplicar algo de tiempo y energías a la Bitácora de Julio Wolf, poco a poco llegando al punto donde quiero estar antes de regresar al Tao de Julio Wolf. Mi madre acaba de responderme que ha recibido mi capítulo y que qué quiero que haga con el. Le respondí, “Sería bueno que te deslumbrará con mis impresionantes argumentos y orientación filosófica, pero puesto que desde siempre has sido honesta y directa en tus opiniones sobre mi trabajo y acciones, no tiene sentido a estas alturas del campeonato, cambiar todo eso.” Jajajajaja O sea, que me diga lo que le parece. En mi familia si no cultivabas una fuerte autoestima acabarías sin ella por completo. Nadie es discreto o medido en sus comentarios, mucho menos diplomático. De ahí que mi verso y prosa, a la hora de la crítica individual o social, ha sido calificada de “ácida”, corrosiva de cualquier caparazón, escudo, o capa protectora entre las engañosas apariencias y la realidad. “Diría mi Yaya, no lo hurta quien lo hereda” y “las cosas claras y el chocolate espeso.” Mi madre ha cursado muchos estudios universitarios en psicología, sociología, antropología, y filosofía. Su crítica, aun que sea cáustica y corrosiva será de gran beneficio. A mi padre, con su cuasi reciente transformación al fundamentalismo cristiano, no se le puede hablar ya de cosas filosóficas. Conozco las durezas y entiendo el proceso que le llevó a esa reformulación de sus creencias, y las respeto lo suficiente para evitar tocar el tema lo más posible con él. Simplemente me es imposible compartirlas.
            En fin, a otra cosa. El seminario del domingo que fue un gran éxito y en buena parte lo atribuyo a tener mi propio texto. Es la primera vez que tengo la oportunidad de enseñar un curso completo con mi propio libro como material base y me doy cuenta de que es imprescindible para la mayoría de los casos. De ahí que el libro de filosofía sea una prioridad a pesar de la escasez de recursos disponibles – tiempo y energía – para emprender en ese proyecto en ese momento, pero eso nunca me ha disuadido de mis propósitos. Pero con un libro como tal, que irá seguido de otro volumen sobre la psicología y la filosofía de las religiones del mundo, tendremos una muy buena base para lanzar un ataque directo contra las fuerzas de Oyabun. Los generales y las legiones necesitan entrenamiento, armamento y municiones.


3:41 PM
            ¿Dónde rayos quedé con VIPERS? ¿Y con La Bitácora del Capitán Wolf? Los abismos de mis creación son insondables – cambiar de proyecto no es tan fácil para mi. A veces, las más de las veces resulta un respiro necesario, pero no es un proceso que reconociera yo por su agilidad. ¿Novedades? Tengo un potencial alumno nuevo, el hijo de una ex-alumna (en realidad una vez un alumno mio, siempre un alumno mio – SEMPER MAMBA – aunque no les guste reconocerlo), aunque ella definitivamente se calificaría como alumna “inactiva”. El muchacho parece estar muy dedicado a la idea hasta el punto de querer continuar sus estudios de bachillerato a distancia para poder aplicarse al Ryu. Vive al norte de San Diego, y quiere competir en Mixed Martial Arts. Hace tiempo que no entreno a nadie para competir pero lleva meses el chico y su madre detrás de mí. Había decidido que no lo haría pero algo me hizo preguntar por su edad, peso y estatura. Resulta más joven y más pequeño de lo que había anticipado. Eso es bueno. No tengo alumnos avanzados a los cuales poder confiar su preparación combativa, y de momento la verdad es que no tengo la condición física para meterme personalmente en la arena con un peso semipesado o pesado; pero un peso medio si puedo manejar – después de mejorar un poco mi propia condición. Será bueno para él y será bueno para mis muchachos, y será bueno para mí: el incentivo que preciso quizás para poner el motor en plena marcha, tal vez por la última vez antes de retirarlo detrás de una vitrina en el museo de antigüedades. Si entrena conmigo, con la dedicación que parece tener y es tan manejable como indica su madre será todo un campeón. Veremos que le aporta la genética y que se puede lograr con la metodología. Los campeones no nacen, se hacen. A la hora del combate, una vez que el pugilista ha adquirido la condición física y la preparación técnica, le toca aportar lo más importante: eso que, cuando el dolor y la fatiga te lleva a que cada célula de tu cuerpo grite “¡basta!”, surge de lo más profundo de tu interior y responde “¡nunca!”. Esa es la esencia de “Cumplir o Morir, Cumplir Hasta Morir”. Pero hace falta algo más. Tienes que ser un asesino, un ápex depredador; tienes que tener un demonio interior que se te sale desde adentro y explota sobre tu contrincante con la furia de un tornado y con la implacabilidad de un tsunami; tienes que desear entrar en la arena de combate y privar a tu enemigo de su misma hombría y al final del tiempo, ganes o pierdas, haberle borrado las ganas de volver a saber de ti salvo en el lugares más recónditos de sus peores pesadillas. No entras a ganar, entras a destrozar con disciplina y ateniéndote a las reglas – mientras que tu contrincante también respete las mismas. Esa disciplinada destrucción dinámica es la mera belleza de la fuerza de la naturaleza expresada en forma humana. Solamente pensar en ello me provoca un sudor. Cálmate hombre, cálmate. ¿Tendrá este muchacho lo que se precisa?  

Sin un establo de pugilistas preparados para preparar a alguien a ese nivel, me tocará de nuevo servir de su compañero de combate y poco a poco ir elevando el nivel para cultivarle, ver lo que tiene por dentro si tigre o gatito. Hará falta revisar horas y horas de combates recientes; volver a estudiar, minuciosamente las técnicas, combinaciones y movimientos de cada uno de los mejores de su división, y someterme yo mismo a esa disciplina del pugilista elite. ¿De verdad quiero volver a preparar otro gladiador para la arena? ¿Estoy, una vez más, dispuesto a derramar la sangre, el sudor, y las lágrimas necesarias para lograrlo? ¿Quiero invertir ese tiempo y esas energías? Veremos si este muchacho me convence. No nos adelantemos. Dejemos, por ahora, a nuestro Hulk interior continuar en su largo letargo y sigamos canalizando la furia de su cólera en la ácida perspicacia de nuestra prosa y verso. Al fin y al cabo, el medio será diferente, pero el arrojo es el mismo.

El ojo que se ve
El filo que se corta
No preciso escudo.

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