En el principio érase el nin, “espíritu bajo
disciplina,” y de ahí surgió el Sennin, el “maestro-sabio del nin,”
el maestro-estratega, el sabio-iluminado de la Quinta Dimensión.
Ubicación: RECAMARA PRIVADA DEL PLEXO
Estado
Anímico: PACIENTEMENTE PACIENTE
Estado
Físico: ACEPTABLE
Estado
Cognitivo: PERSPICAZ
El
Ojo del Águila, el Espíritu del Carcayú: Parece ser que la escena de
decapitación de mi sueño de esta mañana, descrita anteriormente en este mismo
documento, escandalizó a alguna persona, alegando que “revelaba mucho” de mí, que
“daba miedo” y que soy un “salvaje”. Jejejeje Por una parte es bueno saber que
ALGUIEN me lee pero lamentable saber la falta de nivel del escaso lectorado. Aparte
del hecho de que era un sueño y por lo tanto alegórico por naturaleza, no me
sirvió de gran cosa señalar a esa persona que en el sueño yo era un rey godo y
que en aquella época decapitar a enemigos era algo bastante común y
convencional – claro que la persona no sabía siquiera lo que era un godo, mucho
menos de las costumbres y las prácticas de la época antigua. ¿Qué puedo decir?
¿Que si llegara a ser un rey godo concertando una alianza contra los romanos
que amenazan esclavizarnos que no cortaría alguna cabeza? Pues no, yo no diría
eso ya que lo más seguro es que sería mentira: en aquella época y bajo aquellas
circunstancias lo más seguro es que sí cortaría cabezas, como era la costumbre para
líderes militares en aquellos tiempos. Lo único que puedo asegurar es que a mis
casi 49 años de edad nunca he decapitado a nadie – salvo metafóricamente, claro
– y que en las circunstancias en las que me muevo – lejos de ser un rey godo,
lidiar con romanos, etc. – prometo literalmente no cortarle la cabeza a nadie.
Le pregunté a la persona que si había visto la película de
Che Guevara, “sí”, “¿y la escena en la que admite en público los
fusilamientos?” “Sí”. La disciplina militar exige pena capital por conductas
inaceptables como el pillaje y la violación de civiles, el amotinamiento, o la
deserción. Esa es “de cajón”. “El código del guerrero requiere ese tipo de
castigo severo para impartir la disciplina de la auto-disciplina.” Eso tampoco
caló. Lo absurdo de la situación no es tanto que la persona se escandalizara,
sino lo que implica. Por una parte, lo peor de todo es que aquí la gente no
tiene ni idea de lo que se precisa para el liderazgo. El liderazgo implica
responsabilidades, premios y castigos; claro, diríase, la falta de
entendimiento del liderazgo va conjunto con la falta de héroes y de heroicidad;
la falta de hombres y de hombría; la falta de honor; la falta de disciplina y
la falta de auto-exigencia o autodisciplina. Esas faltas, esas ausencias en la
cultura son claramente propias de una “mentalidad esclava” o “colonizada” y no
de una “mentalidad maestra”. La ausencia implica, por razonamiento lógico, lo
que sobra, y lo que sobra es la autoconmiseración, el resentimiento, la
indefensión aprendida, el espíritu de desafío ante lo que no se entiende porque
no se acepta, en vez de un espíritu de aprendizaje y comprensión antes de la
crítica. Implica, por extensión, una soberbia tácita a la hora de no comprender
– ni aceptar – que las costumbres y los valores son cuestiones de contexto
histórico-cultural. Es decir, la soberbia de creer que sus propias perspectivas,
tan limitadas por su incultura, son dignas y suficientes para establecer un
juicio objetivo y terminal. Es el resultado de la ausencia de una clase intelectual
que eduque y que por consecuencia resulta en la falta de un pueblo que acepte la
educación. ¿Cómo educar a una gente así? Quisiera decir “no lo sé” y “apaga y
vámonos” pero no me consiento tales actitudes. Lo que hace falta es
precisamente cortar las cabezas ideológicas – las que fomentan tales ideas -
que inspiran esas actitudes. El otro día hablé en clase de la futilidad del
proceso electoral-democrático en una sociedad fundamentada en una mentalidad
colonizada – un pueblo ignorante es fácil de manipular – y que hasta que no se
educara el Pueblo ningún régimen impartiría una diferencia porque el problema
es de raíz. Es algo que llevo pregonando desde hace años ya que la misión del
Instituto KAIZEN Center de MAMBA RYU consiste precisamente en impartir esa
enseñanza. Me preguntó entonces una alumna que qué sería lo primero en enseñar.
“Filosofía”, respondí. Como resultado de esa conversación decidí escribir mi
propio texto de filosofía titulado “Las Enseñanzas del Sennin: Introducción al
Camino de la Sabiduría” e impartir un curso comenzando a finales de julio
basado en ese mismo libro. Ahí cortaré cabezas – las cabezas de la ignorancia y
de la soberbia.
Ningún ser salvaje comete un acto de brutalidad innecesaria
– siempre hay un propósito o de supervivencia o de altruismo. Para la
brutalidad egoísta, sin medida y sin compasión hace falta ser civilizado. Es
cierto, sigo siendo un salvaje.
El ojo que se ve
El filo que se corta
No preciso escudo.
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