viernes, 5 de julio de 2013

ANOTACIÓN 11: Viernes, 5 de julio, 2013 9:11 AM



El Diario de un Sennin, Volumen III – 2013: Misma Singularidad, Nuevos Horizontes.

ANOTACIÓN 11: Viernes, 5 de julio, 2013  9:11 AM


En el principio érase el nin, “espíritu bajo disciplina,” y de ahí surgió el Sennin, el  “maestro-sabio del nin,” el maestro-estratega, el sabio-iluminado de la Quinta Dimensión. 

Ubicación: Recámara Privada
Estado Anímico: Favorable, intenso.
Estado Físico: En recuperación.
Estado Cognitivo: Introspectivo.

El Ojo del Águila, el Espíritu del Carcayú: No voy a comenzar diciendo que estoy cansado puesto que eso ya es de ley, pero la verdad es que me siento bastante mejor hoy. Hoy es el día 31 de mi programa de 90 días “Supremos”, y no he fallado una sola vez, pero sinceramente los últimos dos o tres días me he sentido apresado por un verdadero vórtice de agotamiento que me ha privado toda energía salvo la indispensable voluntad de levantarme y cumplir. Eso sí, el segundo entrenamiento del día – que es aparte del programa de “90 Supremos” – ha estado completamente fuera de cuestión.  Lo he atribuido a sobre-entrenamiento pero creo que la verdad está en una infección que se ha manifestado en un dolor de garganta. Va mejorando y con ello mi nivel energético.

Parece que últimamente todos en “América Culpable”. Ya he aceptado que este libro no va a ser, no puede ser, una mera traducción o “adaptación” al castellano de “Mandated Report”. Se precisa bastante más. Se precisa añadir no solamente información relevante al lector internacional, sobre todo al hispanoamericano, sino también elaborar más sobre aspectos detallados del caso que no di a conocer en “Mandated Report”. Eso requiere de tiempo y de energías, dos recursos bastante limitados. Incluso la “Introducción” que ya se ha extendido bastante con respecto a la obra original inglesa precisa de más información. Pero le falta algo más. Le falta… le falta simplemente darle ese toque “mío” que siempre doy a mis escritos. “Mandated Report” es quizás más un informe que otra cosa; “América Culpable” tiene que ser un manifiesto que sirva para unificar y despertar a los pueblos hispanos a aspectos determinantes de su realidad que nunca habían considerado, o si lo habían considerado en realidad no lo han conocido. La diferencia entre “Mandated Report” y “América Culpable” ya se puede ir midiendo: la Introducción de “Mandated Report” consta de 26 referencias mientras que la de “América Culpable” contiene 67 ya – y aún me quedan por agregar.

            Creo que la obra ocasionará muchas preguntas personales sobre el autor.  ¿Por qué no me di por vencido? ¿Cómo pude seguir en la batalla asediado por el cáncer por un lado, devastado por la tragedia de mi hijo por otro, lidiando con una Corte evidentemente racista y corrupta, y encima enfrentado con abogados, sicarios profesionales de la ley, sin recursos económicos para contratar uno yo mismo – salvo para la primera vista del litigio? Esa pregunta es larga de responder, pero en el fondo se reduce a una combinación de genética (biología), ambiente (social), y formación (personal). Tendrán que leer los varios volúmenes de mis autobiografías como las de “El Tao de Julio Wolf” y  de “La Bitácora del Capitán Wolf” para comenzar a comprenderlo, aunque a lo largo del mismo “América Culpable” doy ciertos indicios de ello: no está en mí ser de otra forma. Para sobrevivir una guerra uno tiene que convertirse en la guerra misma, ya no en guerrero, sino en un “dios de la guerra” – y que no les quepa la menor duda, estoy, y he estado, en pie de guerra contra toda la esencia racista, corrupta, e inhumana de la “América Culpable” siglos antes de haber nacido. Claro, hay quienes dirían que no tengo la exclusiva en ese aspecto, sino que docenas si no es que centenares de millones de personas comparten esa dudosa distinción, pero no todas serían capaces ni de haber seguido en la batalla como yo lo hice, ni mucho menos de haber escrito este libro. ¿Qué me hace a mi diferente? En buena parte la religión – o mejor dicho, la ausencia de ella. Simple: la creencia en Dios hace débiles a los hombres. La religión, el culto a los dioses, a los espíritus, o a cualquier ente imaginario priva al hombre de la responsabilidad última sobre su propio destino puesto que le priva de autoridad. La creencia en Dios, o en el karma, en vidas pasadas, o en cualquier Ser Supremo o poder extraterrenal – físico o psicológico – debilita la esencia del espíritu humano porque le instala una muleta de la cual siempre se apoyará uso para justificar sus debilidades y excusar sus flaquezas. Es un patrón aun presente en los ateos de la cultura. La excusa del “alcoholismo como una enfermedad” encuentra sus raíces en esta misma actitud. Ni el cáncer, ni los efectos de la radiación, ni de la quimioterapia, ni de las operaciones, de la desesperación consiguiente fueron aceptables para dejar de luchar por lo que era de máxima importancia en mi vida – aun cuando era obvio que la victoria se me denegaría por voluntades viles más allá de mi control. Un lema de MAMBA – ese paradigma de mi creación que no solamente define el ser humano, sino que le ofrece un verdadero Tao hacia la superación de su condición existencial – es “Cumplir o Morir-Cumplir Hasta Morir”. “América Culpable” es un testimonio a mi compromiso inquebrantable a esa sentencia. Desde muy pequeño se me enseñó que la única forma de estar en este mundo es con dignidad y altivez. Pero esa dignidad y esa altivez – al igual que la libertad – hay que ganársela, no naces con derecho a ello. De hecho no naces con mayor derecho que el de morir. Todo lo demás tienes que ganártelo. Los Sioux tienen un dicho que siempre me ha encantado: “Guerrero sin cicatrices nunca vio batalla”, es decir, quien no luzca cicatrices simplemente no es guerrero. Platón decretó: “Sólo los muertos han visto el fin de la guerra.” Quevedo escribió: “La guerra es de por vida en los hombres, porque es guerra la vida, y vivir y militar es una misma cosa.” Nietzsche añadiría: “Desde la escuela de guerra que es la vida lo que no me mata me fortalece”. “América Culpable” es, entre otras cosas, una crónica breve de la guerra que ha sido mi vida. Hay una gran diferencia entre un hombre pequeño y uno altivo. El hombre pequeño, mezquino de espíritu y privado de verdadero valor exige respeto y derechos que nunca se ha ganado; el altivo ha ganado el respeto y los derechos que exige:

Soy, seré y he sido
16 de noviembre, 2011, por Shodai Sennin Overton-Guerra

Soy, seré y he sido
Arrogante,
Altivo,
Prepotente,
Soberbio,
Altanero,
Insolente,
Recio,
Fornido,
Adusto,
Agresivo,
Gallardo,
Y de malas despectivo.

Soy,
Seré,
Y ya sabéis que lo he sido.

Pero…
Sé quién soy,
Y ‘yo’ soy ‘YO’:
Quien siempre soy, y seré
Y quien siempre quise haber sido

por Shodai Sennin Overton-Guerra

El ojo que se ve
El filo que se corta
No preciso escudo.  

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