En el principio érase el nin, “espíritu bajo
disciplina,” y de ahí surgió el Sennin, el “maestro-sabio del nin,”
el maestro-estratega, el sabio-iluminado de la Quinta Dimensión.
Ubicación: RECAMARA PRIVADA DEL PLEXO
Estado
Anímico: POSITIVO
Estado
Físico: ACEPTABLE, INCÓMODO
Estado
Cognitivo: IMPELIDO, LÚCIDO
El
Ojo del Águila, el Espíritu del Carcayú: Han sido bastantes los días de encierro
“VIPERS INTENSIVO”. He logrado después de mucha investigación, planeamiento, y
análisis llegar a un plan de proyecto aún más claro – pero mucho más amplio – del
que anteriormente estaba proponiendo. De eso se trata a veces, de tomarse el
tiempo en planificar sin contentarse uno en la planificación misma: lo
importante es la creación. Incluí ciertos detalles del nuevo plan en el blog
del Tao de VIPERS, claro está ocultando otros que no son necesarios para que el
lector interesado pueda llegar a comprender la naturaleza y el potencial
impacto de la futura tecnología, pero omitiendo otros datos que pudieran ser de
utilidad o inspiración para una posible competencia – hombre prevenido vale por
dos. De igual manera los detalles precisos y gráficos de la metodología
diagramática de VIPERS permanecerán ocultos de la vista pública hasta que
tengamos una versión comercial o al menos un prototipo próximo a lanzamiento al
mercado. Con la información ya disponible al público hasta el más incrédulo y
reacio, yo creo, puede comenzar a darse cuenta de que se trata de una gran innovación
científica y tecnológica y de radical revolución paradigmática. VIPERS es otra dimensión,
otro espacio, otro universo, otra realidad para un Mundo Nuevo. VIPERS es el
orden de la genialidad que surge del caos de la demencia. VIPERS es descomponer
los cimientos de la realidad tal y como la comprendemos y percibimos para armar
otra, incomprensible para la mente no expuesta, pero a la vez inescapable para
la revelada.
¿Qué se siente al crear algo así? ¿Qué
pasa por mi mente? Responderé inicialmente con una serie de preguntas retóricas:
¿Cómo se siente un ser humano al pie de una gigantesca montaña? ¿La vastedad
del océano? ¿La inmensidad del espacio sideral? La respuesta inmediata es que uno
se siente pequeño, minúsculo, insignificante, y abrumado.
Y si esa fuera la única respuesta, si esa fuera la totalidad
de mi experiencia interna, de mi reacción, de mi disposición ante el digno desafío,
ahí me quedaría, acampando al pie de la montaña, tomando el sol al borde de la
costa, e imaginando, en altisonantes y vacíos versos alegóricos, las maravillas
ocultas en el lado oscuro de la luna.
Pero con frecuencia – y por fortuna – los corazones metafóricos
de los hombres no se pintan de extremos absolutos de blanco o negro, sino que con
frecuencia ostentan tonos de gris, y a veces hasta se tiñen de matices prestados
del mismísimo arcoíris. Por ese mismo florido jardín que es con frecuencia la dimensión
mental de los hombres, y a pesar de nuestra inminente conciencia de nuestra obvia
menudencia frente a los abrumadores fenómenos de la naturaleza, lo cierto es
que seres humanos han remontado las cumbres de todas las cordilleras montañosas
del planeta, han abordado todos los mares y océanos y ríos del globo, y el
programa de exploración espacial, que nos lleva cada vez a aventurarnos más y más
lejos de la Tierra, transmitió, en vivo, imágenes del lado oculto de la luna
hace más de medio siglo.
Para algunos individuos, al igual que para algunos grupos, el
poder de voluntad y sobre todo la voluntad al poder provoca y nos impulsa a dominar
nuestros miedos, a ignorar nuestras inseguridades, y aplacar nuestras ansiedades.
Esta propensión interna a imponer nuestra voluntad con brío, arrojo, y carácter
es para muchos superior al estado de asombro, de insignificancia, y de impotencia
que nos infunden a momentos y ratos los formidables desafíos. Así, armados de una perseverancia y de una
intrepidez propia de los mismísimos Titanes de nuestra invención, trepamos,
navegamos y volamos cada vez más alto, más lejos o más profundo hasta temerariamente
lograr lo que ningún otro ser humano había conseguido antes y lo que muchos,
las mayoría quizás, habían manifestado como “imposible”.
Los grandes logros los consiguen aquellos con grandes sueños,
grandes planes, grandes voluntades, y sobre todo con una inmensurable apreciación
por sus propias capacidades: sí, la grandeza solamente la consiguen aquellos
que ante el acopio indistinguible de las masas, son frecuentemente acusados de “prepotentes”,
“engreídos”, “presumidos”, y “presuntuosos” – y no digamos “narcisistas” y “ególatras”.
¿Cómo me siento? ¡Jajaja! Embravecido, furibundo, encendido,
electrizado, como el mismo rayo cuya energía quiebra la oscuridad de la tormenta
y, descargando su indomable furia sobre la inferioridad de todo lo que se
encuentra en su camino, despedaza árbol, estalla torreón, o revienta roca. Como buen ateo soy todos los
dioses de propio panteón, y VIPERS es la carcajada furibunda de Lord Ishmael, la
ira justiciera de Yahveh, y el inescapable alcance de Némesis, diosa de la
venganza retributiva. VIPERS es la manifestación de mi insondable y disciplinada
voluntad al poder, es la imposición absoluta de mi atrevimiento en el raciocino
de los hombres; VIPERS es la imborrable huella de mis pisadas intelectuales en
un campo virgen de las posibilidades futuras, es la impresión indeleble de mi
marca y sello en las mente de los hombres; VIPERS es la magia de mi pensamiento
y el hechizo de mi maestría. VIPERS…. ¡soy yo!
Desgraciados y desdichados los
pobres de espíritu, porque ellos heredarán el infierno de la eterna mediocridad.
El ojo que se ve.
El filo que se corta
No preciso escudo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario