viernes, 22 de junio de 2012

Viernes, 22 de junio, 2012 REPORTE INICIADO A LAS 3:56 PM


En el principio érase el nin, “espíritu bajo disciplina,” y de ahí surgió el Sennin, el  “maestro-sabio del nin,” el maestro-estratega, el sabio-iluminado de la Quinta Dimensión. 

Ubicación: RECAMARA PRIVADA DEL PLEXO
Estado Anímico: POSITIVO
Estado Físico: ACEPTABLE, INCÓMODO
 
Estado Cognitivo: IMPELIDO, LÚCIDO

El Ojo del Águila, el Espíritu del Carcayú: Han sido bastantes los días de encierro “VIPERS INTENSIVO”. He logrado después de mucha investigación, planeamiento, y análisis llegar a un plan de proyecto aún más claro – pero mucho más amplio – del que anteriormente estaba proponiendo. De eso se trata a veces, de tomarse el tiempo en planificar sin contentarse uno en la planificación misma: lo importante es la creación. Incluí ciertos detalles del nuevo plan en el blog del Tao de VIPERS, claro está ocultando otros que no son necesarios para que el lector interesado pueda llegar a comprender la naturaleza y el potencial impacto de la futura tecnología, pero omitiendo otros datos que pudieran ser de utilidad o inspiración para una posible competencia – hombre prevenido vale por dos. De igual manera los detalles precisos y gráficos de la metodología diagramática de VIPERS permanecerán ocultos de la vista pública hasta que tengamos una versión comercial o al menos un prototipo próximo a lanzamiento al mercado. Con la información ya disponible al público hasta el más incrédulo y reacio, yo creo, puede comenzar a darse cuenta de que se trata de una gran innovación científica y tecnológica y de radical revolución paradigmática. VIPERS es otra dimensión, otro espacio, otro universo, otra realidad para un Mundo Nuevo. VIPERS es el orden de la genialidad que surge del caos de la demencia. VIPERS es descomponer los cimientos de la realidad tal y como la comprendemos y percibimos para armar otra, incomprensible para la mente no expuesta, pero a la vez inescapable para la revelada.

            ¿Qué se siente al crear algo así? ¿Qué pasa por mi mente? Responderé inicialmente con una serie de preguntas retóricas: ¿Cómo se siente un ser humano al pie de una gigantesca montaña? ¿La vastedad del océano? ¿La inmensidad del espacio sideral? La respuesta inmediata es que uno se siente pequeño, minúsculo, insignificante, y abrumado.

Y si esa fuera la única respuesta, si esa fuera la totalidad de mi experiencia interna, de mi reacción, de mi disposición ante el digno desafío, ahí me quedaría, acampando al pie de la montaña, tomando el sol al borde de la costa, e imaginando, en altisonantes y vacíos versos alegóricos, las maravillas ocultas en el lado oscuro de la luna.

Pero con frecuencia – y por fortuna – los corazones metafóricos de los hombres no se pintan de extremos absolutos de blanco o negro, sino que con frecuencia ostentan tonos de gris, y a veces hasta se tiñen de matices prestados del mismísimo arcoíris. Por ese mismo florido jardín que es con frecuencia la dimensión mental de los hombres, y a pesar de nuestra inminente conciencia de nuestra obvia menudencia frente a los abrumadores fenómenos de la naturaleza, lo cierto es que seres humanos han remontado las cumbres de todas las cordilleras montañosas del planeta, han abordado todos los mares y océanos y ríos del globo, y el programa de exploración espacial, que nos lleva cada vez a aventurarnos más y más lejos de la Tierra, transmitió, en vivo, imágenes del lado oculto de la luna hace más de medio siglo.

Para algunos individuos, al igual que para algunos grupos, el poder de voluntad y sobre todo la voluntad al poder provoca y nos impulsa a dominar nuestros miedos, a ignorar nuestras inseguridades, y aplacar nuestras ansiedades. Esta propensión interna a imponer nuestra voluntad con brío, arrojo, y carácter es para muchos superior al estado de asombro, de insignificancia, y de impotencia que nos infunden a momentos y ratos los formidables desafíos.  Así, armados de una perseverancia y de una intrepidez propia de los mismísimos Titanes de nuestra invención, trepamos, navegamos y volamos cada vez más alto, más lejos o más profundo hasta temerariamente lograr lo que ningún otro ser humano había conseguido antes y lo que muchos, las mayoría quizás, habían manifestado como “imposible”.  

Los grandes logros los consiguen aquellos con grandes sueños, grandes planes, grandes voluntades, y sobre todo con una inmensurable apreciación por sus propias capacidades: sí, la grandeza solamente la consiguen aquellos que ante el acopio indistinguible de las masas, son frecuentemente acusados de “prepotentes”, “engreídos”, “presumidos”, y “presuntuosos” – y no digamos “narcisistas” y “ególatras”.

¿Cómo me siento? ¡Jajaja! Embravecido, furibundo, encendido, electrizado, como el mismo rayo cuya energía quiebra la oscuridad de la tormenta y, descargando su indomable furia sobre la inferioridad de todo lo que se encuentra en su camino, despedaza árbol, estalla torreón, o  revienta roca. Como buen ateo soy todos los dioses de propio panteón, y VIPERS es la carcajada furibunda de Lord Ishmael, la ira justiciera de Yahveh, y el inescapable alcance de Némesis, diosa de la venganza retributiva. VIPERS es la manifestación de mi insondable y disciplinada voluntad al poder, es la imposición absoluta de mi atrevimiento en el raciocino de los hombres; VIPERS es la imborrable huella de mis pisadas intelectuales en un campo virgen de las posibilidades futuras, es la impresión indeleble de mi marca y sello en las mente de los hombres; VIPERS es la magia de mi pensamiento y el hechizo de mi maestría. VIPERS…. ¡soy yo!

            Desgraciados y desdichados los pobres de espíritu, porque ellos heredarán el infierno de la eterna mediocridad.

El ojo que se ve.
El filo que se corta
No preciso escudo.

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