Sábado, 9 de junio, 2012
REPORTE
INICIADO A LAS 12:47 PM
En el principio érase el nin, “espíritu bajo
disciplina,” y de ahí surgió el Sennin, el “maestro-sabio del nin,”
el maestro-estratega, el sabio-iluminado de la Quinta Dimensión.
Ubicación: EL INFIERNO
Estado
Anímico: POSITIVO
Estado
Físico: ACEPTABLE
Estado
Cognitivo: ILIMITADO
El
Ojo del Águila, el Espíritu del Carcayú: Hoy toca actualizar ideas sobre
eventos y progresos aquí en el Instituto KAIZEN Center. VIPERS va, progresa; ya
no se me presenta como esa vorágine prácticamente insondable donde ni ángeles
ni demonios sino solamente locos y fanáticos se atraerían a sondear. Ahora veo
claramente el camino, la trayectoria está lucida, clara, vislumbrada. La Hora
de la Verdad se acerca, y eso me agrada, me anima, me motiva, me entusiasma y
me excita. Es el desafío digno. MAMBA fue aumentando en profundidad y abarque
conforme yo mismo, su visionario, su creador, su fundador, su impulsor, también
fue creciendo. Un agujero negro en la absorción de conocimiento, una supernova
en cuanto a la energía, la luz, la nueva realidad que representa ese
conocimiento procesado, elaborado, transformado, revolucionado… Una nueva
cultura, eso es lo que el latino precisa. Una revolución cultural, psicológica,
social, hasta tecnológica. Una revolución tan radical y tan extensa como
resultó se la colonización europea para los indígenas del Nuevo Mundo. Ahora
hay que recrear ese Nuevo Mundo. Llevo intuyéndolo desde que era chaval. En la
paginas de mi novela autobiográfica en la sobre mi alter-ego, de mi otro-yo,
“El Tao de Julio Wolf”, hablo de esa sensación según la cual intuía que algo
fundamentalmente errado acontece en el latino, en el negro y en el indio. Con
cada gramo de conocimiento adquirido durante mi licenciatura en Estudios
Hispanoamericanos, esa intuición se veía confirmada: estamos jodidos. Pero
quedaba descubrir el por qué, ¿Por qué estamos como estamos? Es decir, la
etiología, la causa, el motivo. Ahora lo tengo muy, muy claro. Pero la etiología
sirve de poco si el paciente se va a morir porque no hay tratamiento posible. Lo
hay. Y frente al, “¿Y qué hacemos para remediarlo?” que me preguntan mis alumnos
ofrezco una sonrisa y una respuesta parcial, nunca con mentiras sino con
verdades de las que sean capaces de asimilar, de comprender, de aceptar. Ellos
mismos, aunque no lo ven, son parte de la solución. Frecuentemente, en
cualquier contexto clínico, la etiología y el tratamiento van de la mano. Estas
semanas en el Instituto estamos tratando temas muy relacionados. El tema omnipresente
de la Sombra se manifiesta en todo lo que estudiamos, aunque hoy en día estamos
poniendo mucho énfasis en problemas endémicos a la cultura latina como la falta
de figuras heroicas, de hecho, la existencia de una tradición cultural
anti-heroica que prefiere ridiculizar a los grandes para rebajarlos al nivel de
la mediocridad de las masas antes de admirarlos e inspirar a las masas a que se
eleven al nivel de los grandes. Diríase, y con razón, que no falta grandeza en
el mundo latino; pero es cuestión entonces de la gallina y del huevo. El latino
– desde el español hasta el argentino – le fastidia reconocer la superioridad
de cualquiera, de ahí que el pasatiempo cultural-nacional sea la envidia y su
gemela la burla. Con la humillación el latino, el hispano, se siente compensado
en su inherente complejo de inferioridad. Cervantes, héroe auténtico de la
batalla naval de Lepanto, lo reconoció muy bien: la era de la heroicidad española
había terminado a favor de la nueva era del mediocre, del pícaro, del antihéroe.
De ahí que su personaje inmortal, la universal figura heroica por excelencia de
Don Quijote de la Mancha, sea el objeto de burla continua; una figura cómica
era ya lo que los españoles irían a tolerar, y no más a venerar héroes como el
Cid. Los españoles en particular son la cultura más irreverente que he conocido,
hecho que se comprueba con la falta de héroes incluso a nivel literario o
fantasioso: mientras que los EE.UU. tienen el universo de héroes que constituyen
Marvel Comics y D.C. Comics, los españoles tenían Mortadelo y Filemón,
Carpanta, Anacleto el Agente Secreto, Doña Urraca, el Botones Sacarino, Zipi y
Zape, etc., etc. Concedidos, todas obras maestras del humor sarcástico, cómico,
negro, pícaro, satírico, etc., pero nada que inspire admiración, nada que motive
a la superación, nada que impulse al individuo, niño, adolescente, joven o
adulto a decir, “¡Joder! ¡Quiero ser ASÍ cuando sea mayor!” ¿A quienes
admiramos que no sean figuras extranjeras? ¿Dónde están nuestros héroes? En el
mundo hispano de aparecer emigrarían sin dudas, puesto que la mezquindad
popular se dedicaría a ver de qué manera pueden reducirlos a su nivel, porque
el español, el latino, no aguanta la idea básica y necesaria en un mundo
competitivo: algunos son superiores y otros inferiores. Tan extremo es su
complejo de inferioridad que ve complejos de superioridad, “prepotencia”, en
cualquiera que manifieste y expresa su confianza en sus cualidades, sí, en su
SUPERIORIDAD. ¿Por qué hay divisiones en la liga de futbol? Porque hay equipos
superiores y otros INFERIORES. ¿Por qué el Audi y el Mercedes son más caros que
el Fiat o el Renault? Porque los Audi y los Mercedes son SUPERIORES a los Fiat
y a los Renault. ¿Por qué existe la categoría
de “campeón mundial” o “campeón olímpico”? Porque son los MEJORES, los
SUPERIORES y los demás equipos, al menos en el intervalo de tiempo de la competición,
son INFERIORES. Igualmente hay categorías de personas SUPERIORES e INFERIORES y
eso es lo que molesta tanto al latino, contaminado sin duda por la ideología católica
de que “todos somos iguales en los ojos de Dios”. Pero la realidad es
diferente. Dios no existe, y si lo hace está ciego porque su creación aquí es
una porquería. No somos todos iguales, algunos somos mejores y otros somos
peores, algunos somos superiores y otros inferiores, que esa distinción se aplique
en ciertos ámbitos de nuestra existencia lo acepto, pero no es siempre así: hay
personas que simplemente son una vergüenza a la especie, una contaminación al
medio ambiente y un malgasto de recursos naturales. Hay otras que por su
excelencia total o al menos general, elevan la especie a otro nivel y nos
inspiran, a aquellos que aceptamos su superioridad, precisamente a mejorarnos. Con
frecuencia a lo largo de los años les he presentado a mis alumnos el siguiente
acertijo: Dado un circulo como hacerlo más pequeño. La primera intención casi
universalmente es de borrarlo y dibujarlo más pequeño – eso es lo que hace la
gente al reducir a los que se destacan por los méritos que sean: “¡Sí, Michael
Jackson era un genio de la música, pero estaba pirado!” Y con eso ya se sienten
satisfechos en su propia mediocridad, justificándose por no ser también genios
EN ALGO. No, la respuesta no es en reducir el círculo directamente sino en relación
a otra más grande que dibujas a su lado. “Ahora queda más pequeña” les explico.
Nunca me ha preocupado que otros sean
superiores a mi, me he preocupado en ser superior yo a mi mismo, y por ende
reducirlos a ellos a la larga. De hecho, la superioridad ajena siempre me ha
motivado a superarme yo. Ejemplo: Bruce Lee me motivó a crear un arte marcial
superior al suyo – ¡hecho! – Black MAMBA ES superior a Jeet Kune Do y punto. Etc.,
etc. Admiro a los grandes y mi meta es reducirles por mis propios logros, no
porque critica mezquina y reductiva. Nietzsche, el Buda, Confucio, Freud, etc.,
han sido mis inspiraciones y mis motivadores al igual que un nadador busca
romper records de velocidad y no excusas para su propia torpeza. Alejandro
quiso superar a Aquiles, Teseo a Heracles, Muhammad Ali a Joe Louis, etc. Esa
es la naturaleza de la competitividad e inherentemente de la heroicidad. En la cultura
latina culpo al catolicismo, culpo a la idea de Dios que ha destrozado el
impulso a la grandeza humana, a la voluntad al poder, y la ha suplantado por el
ideal de la apatía y la mediocridad (“los últimos serán los primeros”), el
fatalismo y la resignación (“bienaventurados los pobres de espíritu porque de
ellos será el reino de los cielos”). ¿Dónde está el Dios padre original de los judíos
que exigía respeto y castigaba a la indisciplina? Los creyentes en Jesús lo convirtieron
en una madre mimadora y consentidora. ¿El resultado? Puros señoritos, NINIS, acomplejados,
irreverentes y negativistas desafiantes. Ya lo vemos en las estadísticas de los
pueblos latinos desde Italia, España y Portugal en Europa, hasta México, Puerto
Rico, Chile y Argentina en las Américas. Tanto el catolicismo como el Islam y
el tercermundismo se vuelven cada día más y más sinónimos.
Ese Dios y yo nos estamos viendo las caras en Penuel.
El ojo que se ve,
El filo que se corta,
No preciso escudo.
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