Domingo, 3 de junio, 2012
REPORTE INICIADO A LAS 12:03 PM
En el principio érase el nin, “espíritu bajo
disciplina,” y de ahí surgió el Sennin, el “maestro-sabio del nin,”
el maestro-estratega, el sabio-iluminado de la Quinta Dimensión.
Ubicación: SALÓN PRINCIPAL DEL INSTITUTO
KAIZEN CENTER DE MAMBA RYU
Estado
Anímico: ESPIRITOSO
Estado
Físico: FAVORABLE
Estado
Cognitivo: FAVORABLE
Esta
mañana recordé varios sueños que tuve anoche. El último tuvo que ver con un
discurso que le estaba dando a un joven que era idéntico al presidente Obama
sobre la ética del liderazgo y que para ser un buen líder (y tuve en mi sueño
la imagen mental del lobo alfa) hay que ser también un cazador solitario (por
supuesto que en mi sueño pensé en el carcayú), es decir, hay que estar
dispuesto a tomar decisiones impopulares y no apegarse al cariño de las tropas
sino a lograr victorias. No entendí por qué tuve ese sueño hasta más tarde esta
misma mañana cuando me vi repitiendo el mismo discurso a un alumno con el que
tenia citado una reunión. Un líder no debe liderar de acuerdo al consenso público
sino crear un consenso público de acuerdo a su liderazgo; pero si tiene que
decidir entre hacer lo que cree que está
bien y caerle bien al público
(familiares, trabajadores, tropas, pueblo, etc.) tiene que siempre optar por
HACER EL BIEN por encima de QUEDAR BIEN. Para no tener dificultades con esto el líder tiene
que estar dispuesto hasta a sacrificar el liderazgo mismo y valérselas por sí
solo. Solamente con esa actitud podrá
ser un líder efectivo. En fin, interesante que mi sueño me preparara para mi reunión.
El inconsciente, el ‘YO’, nunca duerme. El gran problema de los padres latinos
es que se preocupan más de los sentimientos de sus hijos que de su formación y
futuro bienestar. Temen imponerles una disciplina porque entonces sus hijos,
consentidos berrinchudos malcriados negativistas desafiantes que son – gracias a
la falta de disciplina de, y por parte de sus padres, claro está – van a
rescindir su cariño. Convierten así los hijos en unos chantajistas emocionales –
léase terroristas – carentes de carácter, desprovistos de escrúpulos, privados de
principios, y despojados de propósito, o sea, criminales latentes en espera del
contexto propicio para rendir el corruptor fruto de su crianza al mundo. (Me he
criado entre gente así, he peleado con gente así, he convivido con gente así, y
he tratado clínicamente a gente así: conozco el traje porque reconozco el paño.)
De nuevo, si tengo que elegir entre ser querido por mis hijos y alumnos y ser
un buen formador de los mismos, aunque odiado, prefiero el odio al cariño puesto
que en el cumplimiento de mi deber encuentro la consumación de mi identidad-misión
y por lo tanto la tranquilidad de mi consciencia.
Por supuesto que hay un factor determinante que no hay ni
que mencionar en todo esto, pero que por su escasez en la conciencia social
exige mención, y eso es que el líder siempre opera al servicio de su organización
– tropa, familia, empresa, equipo, etc. – y no en función de su ego, cuenta
bancaria, popularidad, etc. Todo hijo mio y todo alumno que se me presenta por
delante están sujetos a un escrutinio según el cual yo formo una visión de su
potencial. Sí, lo han leído, yo como padre y como maestro tengo un modelo
mental de sus capacidades y por consiguiente les exijo de acuerdo a ese modelo
mental. La principal satisfacción que obtengo yo en esa interacción padre-hijo
o maestro-alumno/aprendiz está precisamente en lograr ese objetivo. Son el
atleta y yo el entrenador; sé de lo que son capaces y les exijo de acuerdo a mi
conocimiento y experiencia. No acepto menos de nadie y prefiero que se larguen
por la puerta a sucumbir a actitudes mediocres, autocompasivas, perdedoras, auto-consentidoras,
negativistas desafiantes que impidan que logre mi objetivo: su éxito. Los
trofeos después no son para mí sino para ellos porque ELLOS son mi trofeo, su
prosperidad, su éxito mismo como personas. Eso es precisamente lo que falta en
el hogar/familia del latino, que tanto la madre como el padre sean conscientes
de su obligación con sus hijos. Si eres salvavidas no te preocupas de ser diplomático
y cortés sino de ser eficiente y eficaz: vidas dependen de ello. Pues VIDAS también
dependen de que los padres/maestros tengan una visión muy clara de cuales son
sus responsabilidades y que cumplan con ellas, y ser popular no está en la
lista. Mi misión es el cultivo campeones en la categoría más importante en
existencia: la vida. Lo demás son pendejadas. Claro está, el agradecimiento de
mis hijos y alumnos es siempre algo que me agrada – ¿a quién no le agradaría eso?
– pero no puede ser el objetivo primordial ni el que guie la formación. Después
de todo, bien sabido es que un programa efectivo de tratamiento de pacientes
negativistas desafiantes requiere de mano dura e implacable en comparación con
muchos otros trastornos – y la cultura latina es por esencia negativista
desafiante.
Muchas cosas suceden a mí alrededor. VIPERS está en plena
alza y hasta he logrado mantener un contacto – aunque a veces tenue – con el
mundo circundante mientras trabajo en él. Hoy toca el trabajo enteramente tedioso de
hacer un reporte sobre los resultados del experimento sobre el sistema
definido. Sí, hay que verlo en términos de un experimento. Se definieron las
especificaciones del sistema, se hizo un diseño del mismo con la metodología
VIPERS, y se implementó en Excel; ahora toca presentar los resultados y
comentarlos. Hay un protocolo para estas cosas. Interesante lo que me dijo mi
madre anteayer al respecto al asombro de Sensei Jimmy al concebir el alcance de
VIPERS, “Es que ninguno te ha visto así como te he visto yo; a mí no me asombra
en absoluto.” Claro que no le asombra; ella estuvo ahí en mis días en el
Consejo Nacional de Investigación del Canadá, en mis contratos como analista de
sistemas, en mi trabajo como analista/programador con mi padre, etc., y más aún,
desde pequeño en mi desarrollo intelectual. Los demás me ven como maestro de artes
marciales, o como filosofo (quizás), o como escritor, o como poeta, o como místico
(a lo mejor), o como psicólogo, o como “todólogo” (admito que sí que me gustó mucho
cuando cierta persona recientemente me llamó eso, jejejeje), etc., pero no como
científico, no como ‘verdadero’ cerebro. No entienden precisamente lo que comentó
mi madre en la misma conversación: “Siempre tuviste una capacidad excepcional
para conceptualizar ideas, planos, programas, sistemas, lo que fuera, mucho más
complejos que los demás, y eso no fue solamente por instrucción, sino también por
genética.” Luego me explicó que los dos (ambos padres),
lo supieron desde que era muy pequeñito por la forma en la que absorbía todo lo
que se me enseñaba y que encontraron dificultad entre por una parte cultivar
esa capacidad y por otra no dejar que la sociedad me convirtiera en un “freak”
(aberración, monstruo, fenómeno) como se hizo con Mozart. También me reprendió puesto
que debido a ello tengo tendencias a ser impaciente, “sentimentalmente despejado
y hasta despiadado” (¡ouch!) e inclusive “cruel” (¡doble “ouch”! – “I love you
too Mom”) en mi trato con aquellos que no ven con la claridad con la que yo veo
y que no me escuchan.
Mama-san dio en el clavo, al menos en parte. Nada que no me
haya dicho antes. Me hizo recordar a mi personaje – en espera pero no
abandonado – de “Ishmael”. Luego pensé en alguien más que recientemente me dijo
que le recordaba “demasiado” al Doctor Manhattan de “The Watchmen” – y no en lo
azul. Conceptualización: “Elaboración
detallada y organizada de un concepto a partir de datos concretos o reales.” Buen
resumen de mis habilidades cognitivas. Donde diferimos es en mis motivaciones y
en esa diferencia entra precisamente el alcance de mi “conceptualización”. Lo
que pueda parecer crueldad a corto plazo – un castigo severo, una reprimenda
brusca – a largo plazo se entenderá como una bondad. Es cierto, puedo
desentenderme de las consideraciones sentimentales de una decisión o castigo si
creo – sé – que dicha decisión o castigo es formativo, y eso lo aprendí de ella
– pero no me molesto en resaltar tales cosas; se ha ganado el derecho de sentir
que a veces tiene la última palabra aunque no lleve toda la razón. Una crueldad
a tiempo que puede evitar una tragedia futura es una gran bondad disimulada –
eso pienso, en eso creo. Si los hijos y alumnos supieran siempre cuál es el
recto proceder no precisarían de padres y maestros. En fin, ya he escrito
demasiado sobre el tema. Son casi las 2:00 PM, he procrastinado demasiado en
terminar el Reporte de VIPERS, tengo sueño y me duele el estómago. ¡Ugh!
El ojo que se ve
El filo que se corta
No preciso escudo.
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