El Diario de un Sennin, Volumen III – 2013: Misma Singularidad,
Nuevos Horizontes.
ANOTACIÓN 2: Viernes, 18 de enero,
2013 9:26
REPORTE MATUTINO
En el principio érase el nin, “espíritu bajo disciplina,” y de ahí
surgió el Sennin, el “maestro-sabio del nin,” el maestro-estratega,
el sabio-iluminado de la Quinta Dimensión.
Ubicación: Salón Principal del Nexo.
Estado
Anímico: Favorable.
Estado
Físico: Ligeramente
fatigado, soñoliento.
Estado
Cognitivo: Lúcido,
vidente, enfocado.
El Ojo del
Águila, el Espíritu del Carcayú: Comenzamos
el día hace horas ya. Hay mucho que reportar. He estado súper atrasado tanto en
la Bitácora de Shodai como en el Diario de un Sennin. Ya es hora de volver a
entrar en ritmo de reportar para los alumnos, para la posteridad. OK, ya me
muevo de lugar a mi sillón grande situado en la antesala del Instituto. Me
duele la espalda baja en el costado derecho, pero va mejorando. Es una molestia
que llevo arrastrando desde quien sabe cuándo. Suele manifestarse cuando hago
ejercicios de pierna prolongados como montar en bicicleta mucho tiempo, andar
una distancia larga, etc. Ayer logré saltar la cuerda 16 minutos, hace unos
meses me moría a los 4, y para mi cumpleaños estaré a los 30 – tal y como hacía
en mi adolescencia. Voy agregando un minuto de duración a cada sesión y procuro
ahora hacer dos a la semana. En lo que queda de mes debería llegar a los 20
minutos los cual ya es una hazaña a mi edad. Hay una categoría de boxeo amateur
para hombres mayores de 40, y en esa categoría los asaltos son de un minuto de
duración en vez de tres ya que a esa edad un minuto de esfuerzo equivale a tres
para un hombre joven. Eso dicen. No lo he investigado personalmente.
Hoy
di mi primera clase matutina de Black MAMBA en mucho, mucho tiempo. Es un
evento para mí ya que supone una victoria contra una discapacidad física contra
un enemigo contra el que batallo a diario y no me da cuartel. Lo tomo como un
entrenamiento de por sí, ‘shugyo’ (para aquel que quiera molestarse en
investigar el significado), y ciertamente ‘en la escuela de guerra de la vida
lo que no nos mata’ – si lo vencemos, si lo superamos – ‘nos hace más fuertes’
(Nietzsche). Tuve un mini-entrenamiento personal antes. Primero salí a dar
cinco vueltas al parque al trote lento para calentar los músculos de las piernas.
Desde la quimioterapia de hace ya cinco años no he recuperado la elasticidad en
las corvas, me pregunto a veces si es algo permanente, ¿o será coincidente con
la vejez? Después del calentamiento vino el entrenamiento. Estoy haciendo
entrenamiento de intervalos según el cual doy una o más vueltas a un trote
rápido seguido de un intervalo de descanso caminando lentamente una vuelta
completa. Hoy hice solamente 3 intervalos de una vuelta rápida cada una. No me
atrevería a llamarlas sprints porque sería un insulto: en mi día corría los 400
metros lisos en 50 segundos. ¡Eso era un sprint! Poco a poco añadiré vueltas
iniciales durante el calentamiento, hasta llegar a 10 en total, y sobre todo
aumentaré el trabajo de intervalos.
Después
del parque me puse los guantes de boxeo, creo que de 16 onzas de peso, y lo tomé
con Bob. (Bob es un costal en forma de muñeco especialmente diseñado para el
entrenamiento de golpes y patadas.) La sesión consistió en intervalos cortos de
combinaciones libres de puñetazos y codazos de máxima intensidad. Por ahora
evito patadas y rodillazos, no quiero lesionarme las piernas de nuevo. Los
intervalos no estuvieron medidos, solamente hasta el agotamiento; igualmente
los intervalos de recuperación fueron lo necesarios para reanudar el siguiente
intervalo de entrenamiento. Hice varios intervalos de entrenamiento, perdí la
cuenta, quizás 10. Llegando mi alumno comenzó la clase.
La
clase de Black MAMBA se centró en poner al alumno al día en cuanto al nuevo
programa de enseñanza de encadenamientos de defensas-contraataques. Es un
sistema sobre el cual estuve experimentando durante los orígenes mismos de
Black MAMBA en los noventas, y al que finalmente vamos a profundizar ahora. Se
trata ahora de una incorporación a la fluidez del ataque-defensa-contraataque
que surge del Kai-jutsu (arma tradicional de Black MAMBA) y que incorpora
técnicas de la esgrima europea y filipina y del wing-chun. Vamos a enfocar en
un micro-sistema de ataque-defensa-contraataque contra cuatro posibles ataques
de mano: (1) el jab, (2) el doble-jab, (3) el cruzado, y (4) el gancho en
cualquier combinación y de cualquier lado. (Después incorporaremos más técnicas
ofensivas (pasando así de un micro-sistema, a un mini-sistema y luego a un sistema
completo): el uppercut o gancho vertical, el corte de sable, el látigo
vertical, el látigo horizontal, el cruzado descendiente, el golpe de martillo,
el codo descendiente, etc., etc., con el fin de crear un sistema completo de
defensa-contraataque contra cualquier combinación de ataques de mano o de codo imaginables.
Contra
esos cuatro ataques seleccionados tenemos las siguientes técnicas defensivas:
(1) el ‘slap-parry’ vertical; (2) el ‘slap-parry’ horizontal; (3) el ‘chop-parry’;
(4) el ‘chop-bloqueo’; (5) el ‘hook-parry’; (6) el ‘wing-parry’; y (7) el
‘hook-parry’. Esas siete técnicas defensivas cada a) una permiten un
contraataque simultáneo efectuado con la mano contraria, y (b) se prestan a un
encadenamiento continuo de movimientos defensivos creando la oportunidad para
ese contraataque repentino. Las técnicas de contraataque pertenecientes a ese
micro-sistema son: (1) el jab, (2) el cruzado, (3) el látigo horizontal, (4) y el
látigo vertical. (Todo este micro-sistema se compagina 100% con las técnicas de
nuestro sistema de armas, el Kai-jutsu.) Por ahora estamos entrenando solamente
3 encadenamientos básicos pero pronto añadiré más y más hasta crear una fluidez
íntegra, ejemplar e intuitiva en los movimientos de defensa-contraataque. De
ahí el siguiente paso será añadir el flujo a luxaciones contundentes, defensa
contra agarres, contra armas, etc… toda una dirección de desarrollo innovadora.
Bien,
pues ahí está lo de Black MAMBA. Anoche tuvimos un seminario excelente de
Formación del Mundo Actual (FMA). Continuamos con nuestro estudio de la saga de
“Roots” (Raíces), la historia de la familia del autor afroamericano Alex Haley,
que trazó su árbol genealógico comenzando desde la captura de un ancestro
africano, Kunta Kinte, hecho esclavo a finales del siglo XVIII. La saga cubre
una época histórica que comienza prácticamente desde la fundación de los EE.UU.
como ex-colonia británica hasta la época casi actual de finales de los años sesenta.
A través del transcurso de las varias generaciones de la familia de Kunta Kinte
vemos traspasar la guerra civil americana, la liberación de los esclavos por el
presidente Lincoln, el nacimiento y apogeo del Ku Klux Klan, la primera y la segunda
guerras mundiales, la segregación y la batalla por los derechos civiles. Vemos,
a través de los episodios familiares el levantamiento de un pueblo desde la
esclavitud hasta su liberación. En sí vemos el desarrollo de tres historias
simultaneas: 1) la de los descendientes de Kunta Kinte; 2) la del alzamiento
del pueblo afroamericano desde la esclavitud hasta la libertad; y 3) presenciamos
el desarrollo de la nación americana misma: tres historias en una.
Es
tremendamente importante, como resalté anoche durante el seminario, apreciar el
fundamental papel inspirador que desempeñaron los héroes
intelectuales-culturales del pueblo afroamericano, papel que queda resaltado a
lo largo de la serie. Individuos como Frederick Douglass, Booker T. Washington,
y WEB DuBois, supusieron una inspiración constante a la vez que contribuyeron a
crear un sentido de obligación, de deber, y de consciencia social para
elementos selectos del pueblo afroamericano para impulsarles a superar su condición
impuesta por ley y sociedad, y alzarse como seres humanos excelentes,
superiores, extraordinarios – y por lo tanto libres. La semana que viene comenzaremos el seminario de
FMA discutiendo dos de estos personajes y su aportación a la cultura
afroamericana y al movimiento de liberación y de superación que llevó a un
pueblo desde las cadenas, mercancía de pertenencia del hombre blanco, a la
presidencia de la Casa Blanca, construida en parte por esclavos negros.
Aprendemos
con este programa a identificar cuáles fueron los principios y valores que
inspiraron a los afroamericanos en su camino desde la deshumanización de la
esclavitud, hasta destacarse a nivel mundial en todas las categorías humanas
imaginables. Una vez identificados los principios y valores dominantes entre aquellos
miembros del pueblo afroamericano que superaron su condición de esclavitud y de
discriminación racial y que demostraron estos principios y valores a lo largo
de un proceso de superación generacional, podemos apreciar los efectos de su
ausencia en la Hispanidad misma, y podemos entender el por qué se mantiene un
estatus quo en cuanto al estancamiento socioeconómico característico de los países
de habla hispana a lo largo de los últimos cuatro siglos. Comparativamente
hablando, podemos afirmar que la cultura hispana se caracteriza por una
inversión radical en cuanto a la valoración de aquellos principios y valores que
conlleva a la excelencia y a la superación (tal y como se demostraron en la
cultura afroamericana en los últimos siglos). Esta inversión de valores ha
ocasionado el estado de mediocridad patente en el mundo Hispano durante los
últimos cinco siglos. Es decir, existe una escala de principios y valores
propios de la excelencia y propicios, indispensables para la superación y la
grandeza, escala que brilla por su ausencia en la cultura hispana. De hecho, lo
que domina en la cultura hispana es precisamente una inversión de esa escala, o
sea, los valores requisitos para la superación y la grandeza son socavados culturalmente:
el latino típico rechaza la competitividad; rechaza la autodisciplina; rechaza
la búsqueda de la superioridad personal porque rechaza el concepto de la meritocracia
insistiendo en que “todos somos iguales”; rehúsa la toma de responsabilidad
personal por su situación – culpando siempre factores externos como la
colonización, el gobierno, los americanos, etc.; rechaza la disciplina y sobre
todo la autodisciplina (el famoso “soy como soy” y el “a mí no me manda
nadie”); desdeña la jerarquía, la cual es indispensable para cualquier
operación organizacional eficiente y eficaz: militar, empresarial,
eclesiástica, política, académica, etc. (¡y luego se queja de que sus instituciones
sean disfuncionales!); aborrece el estudio académico, destacándose la cultura
por un culto a la diversión y al ocio libertino y no a la aplicación o al
emprendimiento personal.
En
el contraste entre aquellos principios y valores que fueron lo suficientemente
presentes en la cultura afroamericana para impulsar el camino desde la
esclavitud hasta las evidentes muestras de grandeza que han maravillado al
mundo entero en todos los campos y disciplinas imaginables, vemos la tremenda
ausencia proporcional de la misma en la cultura hispana – sobre todo si tenemos
en cuenta la disparidad numérica: por cada afroamericano en existencia presente
hay como mínimo 15 hispanos. En general,
la Hispanidad, con su característica inversión de valores propicios para la
excelencia ha fallado de una forma indiscutible e injustificable en crear
individuos ejemplares para inspirar a las masas a superarse. Pero aquí cabe
tener en cuenta el adagio de la gallina y el huevo. No pueden surgir héroes en
una cultura que desprecia la esencia de la heroicidad, ya que lo esencial de la
heroicidad es precisamente la superioridad. Lo siguiente que falta para la
heroicidad latina es un concepto de consciencia social, ya que la heroicidad
surge de la superioridad aplicada en sacrificio propio para la comunidad: difícilmente
te vas a sacrificar para una comunidad que te tacha de ‘soberbio’ o ‘arrogante’.
El resultado históricamente hablando, y demostrado en la actualidad, es que la
hispanidad, desde los Pirineos hasta Gibraltar y desde la “línea” con los
EE.UU. hasta Tierra del Fuego se ha da a conocer por sobresalir o en términos de
su mediocridad o en términos de su corrupción y criminalidad.
¿Queremos
heroicidad en nuestra sociedad? Empecemos por valorar a los héroes, empecemos
por valorar la competitividad y el juego limpio, empecemos por valorar la
superioridad lograda a través del esfuerzo, empecemos a valorar el conocimiento
adquirido mediante el estudio, empecemos por exigir la disciplina, la superación,
la excelencia de nuestros hijos. ¡Ah sí! Y dos cosas más: 1) Dejemos de buscar EXCUSAS
de por qué otros (los americanos, los japoneses, los coreanos, los ingleses,
los franceses, los alemanes, etc.) son superiores a nosotros, y 2) dejémonos de
sentirnos MENOS inferiores buscando defectos en los demás. Ninguna de estas costumbres,
tan poco heroicas y en las que nos destacamos tantísimo los latinos, cambian
nuestra realidad, solamente nos empobrecen y desmotivan a la hora de sentirnos
obligados – heroicamente – a cambiarla. Ya me cansé. Hora de seguir con mi día.
Toca continuar con mi estudio de algoritmos para el libro de computación que
estoy escribiendo con Sensei Jimmy, y después toca trabajo de musculación, y
seminario de ‘La Sombra’ con el estudio detallado del filme “Star Wars III”.
¡Un
día completo contra el Minotauro!
El ojo que se ve
El filo que se corta
No preciso escudo.
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