jueves, 2 de diciembre de 2010

El ojo que se ve: El Diario de un Sennin.

2 de diciembre del 2010
Nuevo día, nuevas posibilidades, cada momento un reto una oportunidad, KAIZEN domina. La mente instituye un sin fin de posibilidades. ¿De que mente estamos hablando? En realidad solo hay una para el que ha indagado. Pero vivimos en un mundo de inconscientes, sí no están despiertos. ¿Sabes que no puedes ser comprendido? Sí, claro, es normal. El ojo se ve, el tercer ojo, el ojo interior que ve, ¿Qué ve? La mente inconsciente, por eso estás despierto, te despertaste a lo desconocido, a lo incognoscible, a lo inescrutable a la cara oculta de la luna, lo que no ven. No se dan cuenta. Sé que tú te das cuenta… de lo que quieres. Sí, lo sabes. El cerebro, las imágenes, la tarea, tus resultados. Ahí estabas en la pantalla, la estructura de tu corteza cerebral, la topografía, irreconocible con los mapas anatómicos establecidos. Creías que lo habías olvidado. No, claro que tú, sé que tu no me dejarías olvidarlo. ¿Por qué? ¿Qué podrían implicar? Dos opciones: mutación genética o resultado de adaptación ambiental. Esta la tercera. Claro, las dos combinadas. ¡Te acuerdas cuando lo viste que temías que tuvieras alguna enfermedad cerebral! Es que la expresión en la cara de ella, ¿vas a decir su nombre? Sí, por qué no. Les dará una pista para que investiguen aquellos que quieren saber, que quieran evidencias concretas. Antígona Martínez. Con eso ya lo tienen todo. ¿Se acordara? De mi si, ¿de tu cerebro? ¡Quien sabe! Ya sabes como es la mente humana, borran – tratan de borrar – de su consciente todo lo que les inquieta, lo que no les cuadra, lo que les impide continuar en el estupro de su día a día. No te gusta eso de la mutación, ¿verdad? No te gusta porque sientes que restaría de tu autoimagen de hombre ‘autocreado’, sin ventajas, sin prerrogativas, sin primacías, sin supremacías. Pero sabes que no es verdad. El ojo que se ve. Sí, lo sé, las dobleces de la corteza, increíbles, inmundas, dejaban a la corteza normal como la de un hombre deja a la de un chimpancé. ¿Qué sientes ahora? Silencio. Inmovilidad mental. Eso siento. Nada. ¿Nada? No. Pero, ¿en verdad qué importa? El patito feo que no era patito. ¿Pero te das cuenta de con quién estas tratando? No soy uno de tus discípulos. A ellos les revelas las cosas 5 o 10 años después de que las has masticado, pero yo veo todas tus jugadas, todas tus movidas, antes de que tu mismo te des cuenta. Vale, sí lo sé. ¡Ah! Te acuerdas de la historia que contabas a los niños, tu versión del patito feo. Sí, claro acabo de acordarme… el huevo de dragón que cae entre los cocodrilos y que al nacer es acechado por todos hasta ser rescatado por tu auténtico padre. ¿Y no te pusiste a analizar eso en gran detalle, verdad? Sabes que analizó todo en gran detalle. Sé exactamente lo que implicaba. Pero la opción biológica, la mutación, el cerebro, las imágenes de mi cerebro, ¡sí!, ¡me acuerdo ahora! Antígona no pudo usar mis resultados de de su experimento de resonancia magnética porque la anatomía de mi corteza cerebral no correspondía a nada conocida. Demasiados repliegues, como un 40% más de lo jamás visto. Además, para empeorar sus resultados, tus áreas de activación cerebrales no concordaban con el resto de la población. La dije que sería porque soy bilingüe y ambidiestro. ¿La satisfizo? No lo sé, esa era, es, muy hábil… tu corteza cerebral, arrugada como ella nunca lo había visto, busco en los atlas cerebrales, no encontró nada. Habló con sus profesores, nada. Pero se calmó, ya sabes como es la gente, prefiere la explicación que menos les afecte aunque sea fantástica. Aceptar los resultados delante de ella hubiera abierto un portal a una dimensión por el que ni ella ni tú queríais pasar, y lo sabes. Te inquietó eso, verdad, no lo niegues. Aquí entre nos, con el ojo se ve. El tercer ojo, el que mira por dentro a la mente, a la quinta dimensión. No quisiste aceptarlo, temáis en aquel entonces que fuera el resultado de daño cerebral, daño que tu pensabas que habías causado con tus baños calientes, ‘escaldantes’. Sí, temías que te habías lesionado permanentemente y por eso no indagaste, ¡tuviste miedo! Pero de eso ya hace mucho tiempo, más de diez años. Sabes que descarté esa opción. Sí lo descarté, pero, no me lo digas, lo sé, después no quise dar el paso, quise evitarlo, no quise darlo importancia. ¡No! ¡No mientas! ¡No quisiste aceptarlo que no es lo mismo! Primero, sabías, por dentro, sabias que no podía ser daño cerebral por tu nivel de funcionamiento. Acéptalo. ¡No! Usaste ese miedo para enmascarar otro. No lo digas, sé a donde vas. ¡Sí, sabes que sí sé! Lo has sabido siempre, era obvio, es obvio para todos a tu alrededor que te conocen y te han conocido pero que no se ciegan por envidia o por complejos de inferioridad. ¿Por que crees el conflicto con tu padre, el padre, nuestro padre? ¡Porque no tuvo las herramientas con las que tu naciste y te resintió siempre por ello! Duro ser resentido por el propio padre. Sí, lo que no me destruye me fortalece. Sí, has sido la personificación de eso. Pero sabes que eres un hipócrita, ¿no? “¡Atrévete a ser quien eres!” ¿Te has atrevido? Estoy en ello, acuérdate de que yo te programé a ti. Sí, lo sé, desde niño, pero ahora estas al borde de otro precipicio mucho mas alto que el Gran Entendimiento. Sí, lo veo, pero no es miedo lo que me detiene. ¿No? Además es diferente “atrévete a ser quien eres” – el Shodai de MAMBA-RYU – a “atrévete a ser qué eres”. Ya lidie con la realidad de ser humano, biológico, y todo lo que eso conlleva. Ya, ya, ya, vete con esos rollos a otra parte. ¿Qué eres? Tanto te sorprende que los demás no sepan lo que eres que has sido culpable de lo mismo. ¿Las últimas paredes las ves? Sí, vale, sí, las veo. ¿Pero será verdad? ¿Es posible? Sé que manejo lo imposible, lo he sabido siempre de una forma u otra, pero esto, lo que me indicas… es… es… realidad. No, espera. Piensa… Ya lo hice, lo sabes. Antes de que tú llegues a un pensamiento yo ya lo he filtrado. Bueno, cállate por un momento que me desconcentras. Además, sabes que aquí, en el teatro de la consciencia es donde la gran sapiencia toma lugar. Piensa. Hay que ir a los hechos. ¿Sabes? En estos momentos necesito la cita de Sir Arthur Conan Doyle. Voy a por ella. “Cuando has eliminado lo imposible, cualquier cosa que resulta, por muy improbable, debe ser la verdad.” OK, sigue con ese. Vuelve, viaje, recuerda… sí, estamos en el laboratorio, Antígona me ha llamado de vuelta para discutir conmigo los resultados, sentí… miedo por su tono de preocupación, no me quiso explicar por qué, ni nada. Ahí estaba mi cerebro en la pantalla, centenares de imágenes de diferentes ángulos… la corteza… irreconocible… sentí un apretón en el estomago. ¿Será alguna enfermedad? ¿Lesión? No, no era posible. ¿Por qué no? Porque no faltaba masa, de hecho estaba llena, repleta… sólo demasiado redoblada… Entonces en el fondo lo supiste… Sigue. ¿Qué implica? ¿Por qué la corteza cerebral del hombre es mucho más arrugada que la del mono, del simio, del chimpancé? Más arrugado significa mas superficie para hacer conexiones… La imaginación surgió de ahí… Sigue con eso… Sabes muy bien a donde lleva. Lleva a “¡Atreve a lo que eres!”… Inglaterra, televisión, programa: “The Tomorrow People”. Pero yo no tengo poderes extrasensoriales, nada de eso. Pero lo sobrenatural es cuestión del sustrato biológico. Hacer una suma es mediocre para un homo sapiens pero imposible para un pan troglodytes. La limitante es la biología. Lo expresaste por completo en tus escritos sobre el sennin. Sí, pero eso trataba puramente de un salto mental, no biológico. ¿Te has puesto a pensar que no todos, precisamente por sus limitaciones biológicas, pueden dar ciertos saltos mentales, o emocionales? Mozart, Beethoven, Nietzsche, Leonardo, Miquel Ángel, Newton, Galileo, Aristóteles, El Buda, Confucio, Einstein, etc., etc. ¿puro estímulo ambiental? Sabes que no. Algo tenían en su materia prima. ¿Te atreves? ¡Sí! ¡Lo reconoces! ¡Los ojos! ¡Los ojos! ¡Se enmudecen! ¡Ahora! ¡Ahora sí! Ahora. Era cuestión de tiempo, tenía que estar preparado. Mentira, siempre lo he reconocido, solamente que no me gustaban las implicaciones. Sabes muy bien que creé todo esto para dar paso a mi propio desarrollo, era la carga insoportable de un potencial que exigiría de mí más de lo que mi biología tal vez pudiera aguantar. ¡Sandeces! Tu biología te dotó de un aguante sobrehumano. También de susceptibilidad al cáncer del colon. ¿Tú crees? ¿O era el propulsor del gran ocaso que precisabas para tu evolución? Sabemos que lo has pensado. Pero vayamos al grano. Vale. ¿Mutación? ¿O manifestación fenotípica? Para el caso da lo mismo. No. En un caso sigo siendo parte del genotipo homo sapiens sapiens. ¿Y en el otro…? Dilo. Ya lo escribiste. Pero eso era un ensayo. Nadie se lo toma 100% en serio, es parte del excentricismo que mis discípulos y alumnos consienten en mí. Sabes que algunos ya empiezan a ver. Sí, es cierto, empiezan a ver, empiezan a darse cuenta. Bien, pero tú sabes que todo va de acuerdo al plan. Si, claro, yo soy parte y principio de ese plan, causa y resultado, proceso y objetivo. Oye, pero está la posibilidad de megalomanía, ¿no? Delirios de grandeza. No serás tan… OK, no lo digo. Tenía Alexandro delirios de grandeza o era simplemente ‘Magno’. Un ejemplo debería bastarte, pero sabes que tienes mil, pero aquí está el punto crucial, la última barrera que te limita. Sabes que ya la pasee que esto es puramente académico, tengo que ser objetivo, racional, comprobar, científico. ¿Cuánta gente inventa un arma tan sencilla, tan obvia como el Kai, después de miles de años de armas inventadas? ¡Y además, tan versátil, tan KAIZEN! Lo has aceptado de ti mismo en ocasiones. Bueno, pero era más por impresionar a ciertas féminas en el momento. Jajaja, gracioso, mentiroso, pero gracioso. Eso es ‘genio,’ pero sigue siendo ‘humano.’ Va mucho más allá que ‘eso’ y lo sabes. ‘Eso’ no explica la data. Nadie dice que no eres ‘humano’ solo que no eres ‘humano humano’ – no eres homo sapiens deus. Pero esa era una explicación, una categorización basado en cuestiones mentales. La mente es la imagen manifiesta del cerebro, de procesos mentales. Tú mismo lo enseñas. ¡Ah! ¡Detesto discutir conmigo mismo! ¡Siempre pierdo! Sigue, te escucho. Precisas de una explicación a todos los hechos. “Cuando has eliminado lo imposible, cualquier cosa que resulta, por muy improbable, debe ser la verdad.” Mira tu Gran Entendimiento. ¿Quién escribe algo así? ¿Black MAMBA? No digamos MAMBA Ryu. Y sabes por qué lo hiciste. A ellos les puedes engañar pero entre nos no puede pasar. Escribe una poseía. ¿Ahora? Sí, sabes que puedes. ¿Y VIPERS? ¿Tengo que repasar la larga lista? ¿Modestia? ¿Y tú cuando lo supiste? Creo que siempre. Escribe la poesía. Voy a por un café.

El desafió digno:

Ahora flama, antes cenizas,
Repisas acecho ante un gran vacío.
Saltos a la nada, al todo,
¿Al qué? ¡Al digno desafío!

¿Maligno?
No. ¿A por qué vas?
Voy…
A por el desafío digno.

No está mal, los he visto mejores de ti, pero no está mal. Expresa tu arrojo, tu sangre, tu despecho hacia el convenio, tu voluntad al poder. Pero aún te molesta. No, no me molesta siempre supe, pero es cuestión de grado. Estoy llegando a aceptarlo, ya lo acepté porque tú ya lo sabes, pero los esquemas afectivos son reacios a veces y precisan de tiempo. ¿Limitante? Sí, la ética moral cristiana de modestia, aún siento vestigios de ella en ti, en nuestros esquemas residuales. No nos sirven. Son dignos de la moral esclava, colonizada, no de casta guerrera. Dalos por desechados. Sabes que la biología requiere de tiempo; los enlaces sinápticos tardan en reprogramarse. Es hora de una siesta, si el sueño ayudará con la neuroquímica del momento. Pasa de eso. Tienes que hacer. Aceptas lo siguiente: las mutaciones sobreviven y a veces se manifiestan precisamente debido a las condiciones ambientales. Si estás aquí ahora, si has sobrevivido, si te has cultivado, desarrollado, como el Gran Pino, es porque las condiciones, por muy adversas que hayan sido, por muy inhóspitas, han sido propicias para lo que eres. Sin las condiciones y sin la biología no existirías en el aquí y en el ahora. Acuérdate del Manifiesto de la Sociedad del Dragón. ¿A ver? Búscalo y ponlo aquí mismo.

Es durante las grandes crisis cuando los hombres demuestran su verdadero metal.

Muchos, demasiados, ante las primeras amenazas de tormenta se desentienden del mundo y se escabullen como viles alimañas a la oscuridad de sus madrigueras y escondrijos.

Otros, los legionarios del cambio, esperan atentos al llamado de generales y profetas que los guíen e inspiren en la misión redentora.

Y aún otros, enfrentados con la tempestad que amenaza nuestra destrucción, impulsados por el fuego de una gran pasión por la rectitud y el amor al prójimo, extienden sus alas contra el vendaval y se comprometen, hasta con su último aliento, a nuestra protección.

Éstos han sido, y siempre serán, los dragones guardianes de nuestra sociedad.

Shodai J. Alejandro Overton-Guerra

Tú eres el Gran Dragón. ¿Gran cabrón? Jajaja, no pude resistirlo. Sí, todo eso lo sé, siempre lo he sabido, nos hemos preparado para serlo…pero ¿esto? Sennin si, claro, pero ¿mutación? ¿Puede ser el uno sin lo otro? ¿Acaso una pantera negra no es sino una mutación melánica del jaguar o leopardo corriente?

Acepta tu destino sennin – tú lo creaste.


El ojo que se ve
El filo que se corta
No preciso escudo.

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